Limpia poros e impurezas y gracias a este sencillo gesto, la piel está preparada para recibir y absorber cualquier principio activo que se le aplique a continuación.
El cutis se vuelve más aterciopelado, recupera su brillo y flexibilidad y se suavizan cicatrices y marcas. Por eso es vital complementar la limpieza, hidratación y protección del rostro con una exfoliación semanal para lograr un cutis perfecto. Sí, has oído bien: ¡semanal!
¿Cómo que por qué exfoliar la piel? Muchos son sus beneficios, como te hemos explicado, pero para que sea totalmente efectivo debes hacerlo de la forma adecuada.
¿Dónde aplicarlo? El lugar idóneo es la ducha. Aprovecha el vapor del agua para abrir los poros. Además, así podrás exfoliar también el cuello y el escote cómodamente.
¿Cómo? No basta con aplicar el producto de forma azarosa. Hazlo mediante masajes circulares ascendentes —y sobre la piel húmeda— para que la exfoliación facial sea efectiva y evita el contorno de ojos, la zona de la piel más fina y sensible. Retira el producto exfoliante con abundante agua tibia. Por último, como siempre, aplica tu tónico y crema hidratante.
¿Cada cuánto tiempo? Debes hacerlo durante todo el año —sin importar la estación— una vez a la semana o cada 15 días para evitar que tu piel se escame o seque —hay que darle tiempo para que se produzca la regeneración celular—.
Con esta rutina de exfoliación facial notarás una piel mucho más radiante, suave y libre de impurezas. ¡No habrá selfie que se te resista!
Muy buenas noticias!